El 24 de noviembre celebramos los 30 años del redescubrimiento del Carmenère, una cepa francesa que se extinguió en Europa en el siglo XIX.
En 1994 se descubrió que la variedad conocida en Chile como Merlot, era en realidad Carmenère, marcando así, un hito en la viticultura del país y posicionando a Chile como la cuna mundial de esta cepa única.
El Carmenère es mucho más que una variedad de uva; es un símbolo del ingenio y la pasión vinícola de Chile. Con una historia fascinante y un perfil de sabor único, esta cepa es un imperdible para los amantes del vino que buscan una experiencia auténtica y distintiva.
Hoy, Chile es el principal productor mundial de Carmenère, y esta cepa ha encontrado en los valles centrales del país su hábitat perfecto gracias a un clima mediterráneo, suelos ricos y una temporada de maduración prolongada.
¿Qué Hace único al Carmenère?
Este vino se distingue por sus características sensoriales:
- Aromas: Frutos rojos como cerezas y frambuesas, con notas herbáceas de pimientos verdes. Cuando está bien madurado, revela toques de chocolate, tabaco y vainilla.
- Color: Su tonalidad profunda, con matices púrpura, es un deleite para la vista.
- Sabor: De cuerpo medio a robusto, con taninos suaves y una acidez equilibrada, es un vino elegante y fácil de disfrutar.
- Carnes rojas a la parrilla o estofadas.
- Guisos especiados como un cordero al romero.
- Quesos maduros como gouda o gruyere.
- Platos con salsas a base de tomate o hierbas frescas.
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